martes, 30 de septiembre de 2008

Mi Princesa Guerrera


Si algo recuerdo bastante sobre mi niñez, es mi empedernido vicio hacia los juegos de video, dibujos animados, y la esporádica práctica de algún deporte (basket o cleteo), poco o nada me importaba pensar en cómo sería mi vida de adulto o más claramente mi vida de pareja. Claro que a medida que uno va creciendo, se va dando cuenta de ciertos detalles sugerentes de sexo, introducidos sutilmente en los mensajes que consumía diariamente a través del televisor, como por ejemplo la perfecta silueta de Rogue (la brutalmente rica Titania de los X-Men), y posteriormente las piernotas de Xena, Princesa Guerrera (no era adepto a esta serie, pero la Xena estaba buenaza).

A medida que iba creciendo fui dejando de considerar los argumentos y me fijé más en los detalles ocultos en las producciones que veía. Fui despertando mi sexualidad a través de los medios (como todos creo), empecé a hacer mis porsiacasos (muchas veces sin éxito), y con el tiempo me fui topando con plebeyas (ya saben), princesas (menores) y reinas (mayores); que sólo se diferenciaban por su manera de entender las cosas (algunas ni siquiera las entendían), hasta que me di cuenta que salir con chicas de todo tipo no era exactamente lo que estaba buscando.

Una de ellas siempre me decía que lo que yo siempre esperaba encontrar, es a alguien que ocupara el lugar de mi madre (si, igual que te dijeron a ti), y tal vez hasta ese momento haya tenido razón (en aquella época no llevaba las riendas de mi vida, menos la de pareja); sin embargo varios años después y luego de muchos
problemas, he aprendido a sobrellevar mi vida y mis relaciones, y puedo decir que: (ejem, así de cursi) he encontrado a la “Mujer de mi Vida”, estoy enamorado de alguien que me complementa, porque si bien es cierto pensamos coincidentemente similar respecto a ciertos temas, existen otros para los que mi perspectiva es bastante extrema, y ella pone cierta lógica que termina por sublevar mis intentos de imposición (y no es que sea machista). Por eso estoy escribiendo ahora en este blog, para contraatacar la embestida de mi princesa guerrera, mi ser aRmado.

martes, 23 de septiembre de 2008

Mi Príncipe... Azul?


Cuando era niña además de utilizar mi imaginación para jugar, lo hacía para dibujar en mi mente a mi hermoso príncipe azul. Yo era una fiel televidente de Candy Candy, como pueden imaginarse, esta clásica serie de dibujos animados era culpable de mis suspiros. ¿cómo será él? me preguntaba, ¿será un Antony caballeroso y tímido de expresar sus sentimientos o será como Terry, indomable y renegado que me robará un beso cuando menos lo piense?. Han pasado muchos años, ya soy una joven universitaria que debe ocupar su mente en sus estudios, sin embargo, durante los años en los que me he desarrollado he tenido tiempo para pensar en el amor.

Desde mi adolescencia hasta ahora, me la he pasado buscando algo serio en mis relaciones, es algo estúpido me dijeron alguna vez, “si eres joven disfruta con quienes quieras pasarla bien”. A pesar de lo que me dijeran, no me imaginaba estar con alguien sin una motivación de avanzar en la relación, o me daba temor el estar bastante tiempo con alguien con quien en realidad no quería. Tengo un amigo, que me ha acompañado en todo este tiempo, Vins, y recuerdo que cuando alguien me preguntaba cuál es mi tipo… él siempre contestaba antes que yo abriera la boca y entre risas decía: esta muchacha no tiene un tipo definido, no sabe lo que quiere ja, ja. Pero como le dije a él, y si está leyendo esto ahora, le recalco que, es cierto que me relacioné con cada tipo, un gordito, un flaquito, feito y bonito, pero en realidad, aunque suene cursi, yo nunca me fijé en la envoltura sino en el producto en sí.

Hoy no he pasado de los 25 y ya siento que me he enamorado, he dejado de buscar a mi príncipe azul, no es exactamente lo que soñaba de niña, o sea un perfecto de la ficción, pero he encontrado a un príncipe morado como algún día se lo dije, un hombre de carne y hueso, con virtudes y defectos como yo, he pisado tierra desde que estoy con él, reímos mucho y discutimos también… Al releer lo que estoy diciendo en este párrafo me doy cuenta que este post me hará notar como una perfecta monse enamorada, pero sabes? he aprendido que para amar hay que hacerlo con el cerebro más que con el corazón.

De esta manera es como este blog se convertirá por ratos en un debate entre el cerebelo de una fémina y uno masculino. Así que Tito, después de ser tu ser amado, en este blog me he convertido en tu ser aRmado. Alista tus municiones porque después de esta introducción dejaré los suspiros para mostrar mi punto de vista de nuestra realidad.